Homenaje a la vida
El amor es carne y espíritu, también se hace poesía acariciando un cuerpo de mujer. Se le ama igualmente cuando la lengua se recrea cual aleteo de mariposa sobre el punto preciso del perfecto placer femenino. Es asimismo ternura la libertad de dos cuerpos que se sumergen en la magia del sexo libremente aceptado, acariciar un vientre húmedo y articularse en una danza de ansias, roces y caricias. El amor se convierte en éxtasis cuando llena la sangre de volcanes y los labios besan un nombre, radiante y puro en su desnudez. La lógica necesita de la piel, poderoso imán que atrae la razón hasta perderse en ella para hacerle un guiño a la muerte, porque la vida late en las recónditas simas del sexo. Amarse no ha de ser solamente desnudar los sentimientos, porque querer a otra persona es desearla, abrir las puertas a la pasión, intercambiar dos corazones en un solaz de gozos y alegrías. Es un homenaje a la vida, mientras los amantes se llenan de luces y colores. Luego dormirán entre abrazos, y al despertar se sentirán pletóricos de fuerzas para ahuyentar las sombras más feroces: Lo hemos aprendido juntos en la Universidad de la Vida.
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