Alabado sea
Jesucristo…
Hoy celebramos la Asunción de María al cielo. La Madre
fue llevada en cuerpo y alma al cielo por el poder de Dios, a diferencia de la
Ascensión del Señor que lo hizo por su propio poder. Esta fiesta tiene un doble
objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al
cielo.
El Papa Pío XII, en la Bula Munificentissimus Deus, del 1° de noviembre de 1950, proclamó
solemnemente el dogma de la Asunción de María con estas palabras:
“Pronunciarnos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la
Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida
terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI ha dicho en 2010: “En
esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la
esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo:
acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con Él, sino dejarnos
iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en
que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza
que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que
estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz
con Dios”
¡Buenos días!
Vela y ora por tu matrimonio
Si consideramos
un poco las causas de los problemas matrimoniales que sacuden a tantas
familias, vemos que el desconocimiento del valor de la persona humana, la falta
de un diálogo profundo, el no saber perdonar, el no tener tiempo para convivir
y el ambiente de inmoralidad reinante, resquebrajan trágicamente la vida
matrimonial.
Empieza a olvidar los malos momentos del
pasado; a perdonar y a querer más a tu cónyuge; a valorar más las virtudes y
cualidades que tiene; a no desperdiciar momentos para estar más cerca de tu ser
amado y convivir con él; a participar de sus sufrimientos e ideales, de sus
preocupaciones y triunfos; a reír juntos y a llorar juntos; a vivir en verdad
siendo un solo ser. Ama y cuida tu matrimonio. Juntos arrodíllense, oren al
Señor, las manos juntas, imploren al Señor que entre en sus vidas, que sea él
quien conduzca su matrimonio, quien los mantenga unidos hasta el final. ¡Hasta
que la muerte los separe!
Ánimo, comienza a
cultivar una manera renovada de amarse y convivir como en tus mejores tiempos.
Proponte dialogar más, estar más tiempo juntos, escucharse más. Aplica el gran
remedio de la ternura y la comprensión. Todo sacrificio vale la pena para salvar
el matrimonio del divorcio, de la soledad, del caos del hogar. (Anónimo).
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte
y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a
tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte.
(Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El
Señor dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo
los consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea
Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el
vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes , que pidan al
Señor Jesuscristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el
mundo, ni atentados terroristas, ni políticos de guante blanco y reine
la Paz, así cómo el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea.
Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López