En lóbrego presentimiento sentí el adiós, solitarias ilusiones en fúnebre crespón, promesas y deseos el viento se llevó, voces que se apagan, herido el corazón.
Vi morir el amor, ignoro sus causas, ternura y caricias inanimadas figuras, agonizante el alma sepulta sus ansias, inclemente martirio crueles torturas.
Frío de ausencias en muda despedida, taciturnas noches en soliloquios dolientes, arteros desprecios que causan heridas, almas que lloran amores fenecientes.
Vi morir el amor sostenido en mis brazos, fríos sus labios besaron los míos, el radiante sol que iluminaba mis ocasos, oscureció en lastimeros gemidos.
Gélidas brisas de odios y desprecios, que rompen ventanales de la soledad, fustigan este amor arraigado y necio, que vive tu recuerdo en su intimidad.
Vi morir el amor en tu extinta sonrisa, en el silencio de tu voz a mi llamado. Tu sentida indiferencia a mis caricias, presagiaron tu viaje inesperado.
Hoy anegado en mi dolor, cautivo de inclementes amarguras, cavando en mi corazón dos sepulturas… ¡He visto morir el amor!.