Te esperaré exiliado en cada estrella desnuda, sumergido en la ingenua luz de luna, esclavo de besos sellados en bocas sedientas, en la exploración de los cuerpos en cautiverio.
Te esperaré con el fuego satisfecho que no se detiene, abriendo el vacío de mis versos tristes, quiero ser en tu vida la pluma que cancela, y el surco del cielo que absorbe tu huella.
Te esperaré con la misteriosa avaricia de lágrimas blancas, el corazón encadenado al reposo del guerrero, con un tiempo de reloj medido entre los dedos, desbordado el gozo y en versos santificados decir: TE AMO.
Te esperaré Con el aire deshojado en conciertos, sosteniendo ecos viajeros latiendo en otoño, yo lo sé... en la cúpula quieta y encendida, yace la progresión del milagro y su remanso.
Te esperaré con la osadía de asirme a tu cornisa, esparcir mis deseos en tus playas, con la simiente del TODO y ser una brújula, en el destino incierto de la NADA.
Te esperaré, siempre en el arco iris de la Vida, en la cofradía indescifrable de enigmas y anagramas, abrazarte en las noches, enroscarme en la ternura, insistir en la esperanza, colgarme de la calma.