Yo adivino en
tus ojos un reflejo de ensueños…
luminosa
gardenia saturada de mar…
si el destino
quisiera que yo fuera tu dueño,
¡tú jamás en
la vida me podrías olvidar!...
¿Por
qué?, me preguntas, en amarte me empeño
y una
razón simple yo te quiero explicar,
cuando
veo tu mirada, que es de tu alma el hablar
yo adivino en tus ojos un reflejo de ensueños…
No es
que yo me empeño, tú te haces amar
porque
eres más que sexo que es algo pasajero,
eres
como en la noche un brillante lucero,
luminosa gardenia saturada de mar…
¿Entiendes ahora porque albergo este sueño?,
porque
eres mi razón, mi nostalgia y mi alegría;
tu
sentirías lo mismo si aceptaras ser mía…
si el destino quisiera que yo fuera tu dueño.
Mi amor por ti es tan grande como el agua del mar,
te
invito entonces, mi Adi, a que nades, mi Bella;
nada
hasta el cansancio, que cuando salgas de ella,
¿tú jamás en la vida me podrás olvidar!...
Juan Cano (Steffano-Jeroa)