Entendiendo la soledad
Aprender a vivir en soledad con uno mismo es un verdadero arte ya que social y culturalmente hemos sido educados para estar acompañados. El ideal es tener muchos amigos, ser sociable, tener fuertes conexiones con otros y ser parte de nuestro entorno. Esto lleva a muchos de nosotros a sentir miedo y ansiedad cuando sentimos que no encajamos.
Cuando somos niños no tenemos ningún problema en jugar solos con nuestros juguetes o sentarnos en el parque. Comer nuestro almuerzo solos en la cocina no era el fin del mundo y nadie se sentía raro por hacerlo. Pero al crecer, comenzamos a escatimar el tiempo que pasamos a solas y de hecho, lo evitamos a toda costa.
Si eres solitario, estás solo
Este es uno de las ideas más antiguas a combatir. Hemos aprendido que si no tenemos demasiado amigos o no estamos rodeados de gente, estamos solos y seremos infelices.
El miedo a la soledad nos puede llevar a buscar compañía, incluso si son personas que realmente no aportan nada a nuestra vida y nos hacen sentir infelices. ¿Te ha pasado que en algún momento te das cuenta que tus amigos en realidad no te aportan nada positivo? ¿Te has sentido obligado a ir a un lugar y evento donde te sientes a disgusto solo para no sentirte excluido?
Solo cuando dejamos de pensar en las necesidades y opiniones de los demás, seremos capaces de tomar decisiones que nos hagan plenamente felices y orgullosos de nosotros. Es tu debe entender que no porque seas solitario, estás solo.
No estás atado a nadie
Es cierto que
biológicamente pasamos por etapas en las que nuestra supervivencia depende de otros y que con el paso del tiempo, tratemos de crear nuevos lazos para protegernos en el futuro.
Además, hoy en día la información circula a una gran velocidad y estamos más interconectados que nunca. Todos estos elementos nos pueden dar la sensación de que estamos atados a otras personas y que si nos alejamos, perderemos parte importante de nuestra esencia.
Esto quiere decir que el miedo a la soledad también se deriva de nuestra propia conveniencia y nos hace quedarnos con quienes ya no queremos estar porque no sabemos si en el futuro encontraremos a alguien que nos complemente de igual forma. Para muchos el miedo a los conflictos internos y externos que se pueden presentar al tratar de alejarse de la familia y amigos más cercanos es más fuerte.
La riqueza de la soledad
Si el miedo a la soledad te paraliza o evita que vivas feliz puedes comenzar por cualquiera de este ejercicio:
- Lleva un cuaderno, libro o periódico contigo a un café y pasa un rato a solas.
- No hagas caso a tu necesidad de revisar el celular o cualquier otro dispositivo cada minuto. Concéntrate en disfrutar el momento y relajarte.
- Cuando regreses del café, da un paseo, ve a la gente y deja que el tiempo avance.