Alabado sea
Jesucristo…
Cuando las cosas empeoran y el momento es de crisis, no
pienses que todos tus esfuerzos han sido en vano, sigue... Tal vez todo haya
sido para mejor. Sonríe y experimenta otra vez. Puede ser que tu aparente
fracaso sea la puerta mágica que te conducirá a una nueva felicidad, que
todavía no has conocido.
Tú puedes estar debilitado por la lucha, pero no te
consideres vencido. Eso no quiere decir derrota. No vale la pena gastar tu
precioso tiempo en lágrimas y desesperación. Levántate. Y sigue adelante... Y,
si guardas en mente el objetivo de tus aspiraciones, tus sueños se realizarán.
Aprende con los errores. Cosecha experiencia de tus
dolores. Y un día llegará, que dirás: “¡Gracias a Dios! Yo intenté una vez más
y reencontré la paz, el amor y la felicidad”
¡Buenos días!
Oración de protección
Te ofrezco una
oración de protección, compuesta por el Papa León XIII (1878-1903), quien
ordenó rezarla al final de la Misa. Así se hizo hasta la reforma del Misal de
san Pío V (1570), sustituido por el actual misal posconciliar del Papa Pablo VI
(1969). En la oración pedimos el amparo de san Miguel Arcángel contra las
insidias del Maligno.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la
batalla: sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del Demonio.
“Reprímale Dios”, pedimos suplicantes: y tú, Príncipe de la milicia celestial,
arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Así sea.
“El evangelio es
el primer texto de la antigüedad en el que el demonio se presenta como un
enemigo al que se puede vencer. Uno de los grandes éxitos del cristianismo, en
su primera difusión, se basó en el poder de los exorcistas cristianos sobre el
demonio. La iglesia primitiva vivió esa certeza de vencer al “fuerte”, en
nombre del “más fuerte”, Cristo”.
Enviado por el P. Natalio