Si alguna vez llamara yo a tu puerta,
sedienta de tu cuerpo deseado,
por mi placer que gime atormentado,
el fruto cogería de tu huerta.
Paladear tu rigidez despierta,
ansiarían mis labios excitados,
para exprimir tu jugo almacenado
y de elixir dejar mi piel cubierta.
Lujuria cuando pienso en ti conlleva,
afán y empeño para mi tú eres,
por excitar mi torso en acuarela.
Quisiera que invadieras hoy mi cueva,
sentirte derramando tus placeres,
saciar toda pasión que me desvela.
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