Te entregas y me entrego apasionadamente
naciendo en nuestros cuerpos su más divina fiebre
amando hasta alcanzar, el vuelo que nos pierde
creciéndonos las alas que el uno al otro mecen.
Y muere en ti, esa miel que brota de mi fuente
el manantial sagrado que brota mis placeres
la miel del manantial que muerto de sed bebes
hasta dejar la justa, la que contigo vierte.
Y allí donde mi monte se besa con tu cima
los besos que despiertan la voz de tus gemidos
brotándome tu cima, la nieve más divina
muero la dulce muerte, la de morir unidos.
La más divina muerte, la que hace morir dos
la que sólo nos mata, si hacemos el amor
la que nos crece, alas y luego resucita
la muerte que nos crece, la muerte más adicta.
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