Alabado sea
Jesucristo…
Hoy recordamos con admiración y alegría al Santo Padre Pío de Pietrelcina, un
enorme santo de nuestro tiempo, un contemporáneo de muchos de los que ahora
leen estas letras. Como para que entendamos que si queremos encontrar grandes
ejemplos de santidad no necesitamos ir a buscarlos en la profundidad de los
siglos… sino que Dios nos ha regalado extraordinarios seres que llegaron a la
santidad muy cercanos en el tiempo a todos nosotros, como el Padre Pío, como
los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, como Josemaría Escrivá de Balaguer, como
Maximiliano Kolbe, como la Madre Teresa de Calcuta (todavía no canonizada, pero
sólo es una cuestión de tiempo para que lo sea).
Estos santos de nuestro tiempo, más los otros muchos santos anónimos con los que transitamos
por el mundo y que tal vez no llegarán nunca a los altares, pero están acá… son
la mejor prueba de que Dios nos ama, que Dios nos sigue acompañando (a pesar de
nuestras conductas… o precisamente para cambiarlas), y por eso nos regala estos
modelos espirituales cercanos para ayudarnos a orientar nuestras vidas hacia
Él.
Hace exactamente cinco meses, el Señor me regaló la dicha
de pasar dos días en San Giovanni Rotondo, el lugar donde el Padre Pío vivió
casi toda su vida, y allí pude recorrer sus lugares y sentir muy dentro mío la
fuerza de su carisma y su mensaje de conversión.
¡Ojalá seamos capaces de mirarnos en su ejemplo y como él
podamos entregar nuestra vida a Jesús!
¡Buenos días!
El amor vence al odio
La regla de oro
de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el
anciano ciego, sintiendo cercana la muerte, dio preciosos consejos a su hijo.
Entre ellos se destaca: “No hagas a nadie lo que no te agrada a ti”. Norma
fundamental y obvia, pero tantas veces transgredida por egoísmo o
inconsciencia.
“No tenemos, ni queremos tener otros medios
para vencerlos que el amor. Jamás emplearemos contra ustedes la violencia. Por
medio del amor, a ustedes, que son nuestros enemigos, los convertiremos en
amigos. A la capacidad de ustedes de hacernos sufrir, opondremos la nuestra de
soportar el sufrimiento. Póngannos en la cárcel, y los seguiremos amando.
Quemen nuestras cosechas, y los seguiremos amando. Aterroricen a nuestros
hijos, y los seguiremos amando. Envíennos gente que nos apalee, y los
seguiremos amando. Llegará un día en que se avergonzarán de su propia violencia.
En ese día nos darán libertad y lograrán la de ustedes, porque se habrán
librado del odio. En ese día se alcanzará una doble victoria”. Martin Luther.
King.
“En una humanidad
dividida por guerras y discordias, pidamos al Señor, que las luchas se
apacigüen y crezca el deseo de la paz, que los enemigos vuelvan a la amistad,
que los adversarios se den la mano y los pueblos busquen la unión, que el
perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza”. La paz, recuerda,
comienza con una sonrisa.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para
adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí
sólo busco, a tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que están
cansados y agobiados, que yo los consolaré (Mt 11.28). Es la
palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la
Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y
no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados terroristas,
ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el amor, en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón
de Jesús, está conmigo. Casimiro López