NO ME PREGUNTES…
La mujer que amé tenía, manos en pura armonía perlas que iluminaban en azul de melancolía Su voz era un cántaro de cálidas aguas notas de melodías en requiebros, de horas mansas. la Mujer que amé, una paloma de alas blancas las abría a la vida y las estrellas danzaban en el cielo dibujaban un cortejo de alegría brazos serenos y calidos, tenía el amor, un día. La mujer que amé un día, como alondras en vuelo me rozaba en devaneo y a sus brazos me entregaba, una amable señorita que a su antojo me llevaba por un estable sendero, siempre mirando al cielo. La Mujer que amé un día, se fue perdida en la nada plegando fueron sus alas, en un albor sin mañana no eran ternuras sus manos, ni su voz, ni su mirada desdibujó el firmamento, de azules y esperanzas.
No me preguntes si aún amo… a la mujer que amé un día…
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