Alabado sea
Jesucristo…
Creo en las personas que construyen una tierra libre,
fraterna y solidaria.
Creo en una tierra nueva, donde los niños crezcan con la certeza
de un mundo mejor.
Creo en la fuerza del amor, en el perdón y en la
paz.
Creo en las manos que levantan a los que cayeron al borde
del camino.
Creo en el respeto y la tolerancia que acoge a cada cual
como es.
Creo en el esfuerzo diario que conserva la naturaleza
para las generaciones presentes y futuras.
Creo en Dios, Padre/Madre de todos, amigo y compañero de
camino.
Creo en las personas, reflejos del amor de Dios.
Creo en la bondad porque creo en Dios. Si no creo que la
bondad es el fondo de toda criatura y de todo ser humano, no creo en Dios. Si
no creo más en la bondad que en la maldad, no creo en Dios.
Pero creo en Dios y creo en la bondad, a pesar de todo.
Amén.
José Arregi
¡Buenos días!
Amor para siempre
Cuando dos novios
ante el altar se dicen el “sí” del compromiso, Dios les toma la palabra de una
vez para siempre. Pero no sólo les toma la palabra, que eso sería demasiado
despótico. Dios les regala su gracia, la gracia del sacramento, para que puedan
cumplir esa palabra.
Él había fallecido hacía un año, y se
acercaba el día de San Valentín. Todos los años, él le había enviado a su
esposa en ese día un ramo de rosas, con una tarjeta: "Te amo más que el
año pasado”. Estaba extrañando esos momentos, cuando llamaron a la puerta y, para
su sorpresa, al abrir estaba un ramo de rosas frente a ella. La tarjeta estaba
escrita por su mismo esposo, y decía: "Hola, mi amor, sé que ha sido un
año difícil para ti, espero te puedas reponer pronto, pero quería decirte que
te amaré para siempre, y que volveremos a estar juntos otra vez. Se te enviarán
rosas todos los años; si no contestan harán cinco intentos más, y si aún no
contestas, estarán seguros de llevarlas a donde tú estés, que será junto a mí.
Te ama, tu esposo"
Dios, que es
eterno, les comunica paternalmente algo de su eternidad para que el amor de los
nuevos esposos dure para siempre. Por lo tanto el mejor augurio que podemos
hacerles, es que secunden con todas las fuerzas del alma esa gracia de
eternidad que les ha concedido el Señor.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para
adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí
sólo busco, a tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que están
cansados y agobiados, que yo los consolaré (Mt 11.28). Es la
palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la
Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y
no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados terroristas,
ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el amor, en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón
de Jesús, está conmigo. Casimiro López