Cansancio Mujeril
Habitan en la religión de mi piel ateísmos angustiados
de tanto ceremonial impuesto, necesario, superfluo,
mientras la ciudad ofrece ofertas y me tienta con su
Consumismo innecesario.
Camino amortajada, oscura, asfixiada, buscando
identidad en este nido lleno de perfumes, pantis,
sin saber que toalla higiénica es más absorbente.
La tiranía del espejo acusa mi gordura
el vello de piernas, axilas, cejas, bigote,
como esclava venero esa cera caliente
que se extiende sobre mi piel y masoquista
amo ese tirón que exilia los pelos traídos
desde el nacimiento.
Lamida por lenguas emancipadoras
contemplo en los vidrios el útero de la noche,
me bautizo en la religión de ser algún día
una excomulgada de la depilación,
del maquillaje y de la maternidad.
A pesar de tanto dolor y sometimiento social
amo los dolores que día a día amanecen en mi piel
los cultivo en el almanaque de mis arrugas
y los leo cuando de mis continentes emergen
sentimientos puros y odios inconfesables.
En medio de la ciudad enfundo la espada y camino
buscando la otra mitad que me silenciaron
y en ese silencio aun no comprendo
porqué Neruda se casa de ser hombre.
Silvia Rodríguez Bravo
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