Vibró en sones la inefable orquesta
Mordió el amor la carne de dos seres
Sus almas enroscadas hicieron una fiesta
Al vértigo febril de los placeres.
¡Gloria que salva, gloria que abisma!
Encarcelados en la magia misma,
Trino dulce de musicalidades
Los lleva al mundo de los ardores.
En un agasajo a viejos fulgores
Se recrean los pendientes:
Nos faltó el tacto…nuestras yemas
Como ciegas tocándonos...
Nos faltó olernos…guardar aromas
Que en las ausencias paguen la mora,
Nos faltó sentir dos corazones al unísono latiendo
Que en los oídos pidan reencuentro,
Faltó la alquimia… el sabor de las salivas
y los sudores mezclados,
me faltó tu aliento convertido en mi alimento,
Faltó beber de nuestros cantaros los líquidos,
Faltaron madrugadas contando mis pecas,
Faltó dejar de dormir para amarnos,
Falto despertar con tu mano en mi mano
Faltó leerte al oído mis versos
Faltaron nuestras ropas desparramadas
Mezcladas por la anhelante prisa
Nos faltaron tantas cosas mi amor…
Que también nos faltaría vida para saldar
Todo lo que quedó pendiente…