Sobre la arena
Sobre la arena fría e inmóvil
la lengua del mar,
desnuda sin vergüenza
las orillas ardientes de un sueño.
Las olas gimen al borde del silencio
Huelen a piel sin clausura
el apremiante sudor
de tus playas
mis dunas,
en la sensual geografía de hallarnos juntos,
en la urgencia de todos los misterios.
Pies descalzos
muslos desnudos,
Las huellas de tus pasos
se funden en los míos
se pierden,
más allá de la última duda.
Tu cuerpo y mi cuerpo
queman junto al fuego
las sombras furtivas de antiguas soledades…
quejidos de sal
caricias de espuma.
Nadie más,
excepto la noche que calla
que otorga.
Solos
mar y luna,
bajo un coro de estrellas y un ahora,
un abrazo postergado hace un siglo de ganas
y una hoguera de besos encendida.
Un vuelo de labios
sujetando bocas sin aliento…
Un ejercito de dedos
en la batalla infinita de sentirnos…
Tiroteos de placer en mis pezones erguidos,
una explosión de lujuria
en las trincheras profundas de tu espalda
Y tus manos
¡ay dios!
esas manos
siguiendo el húmedo rastro de mi vientre
y mis manos que se mueren
tan ansiosas
por alcanzar lo alto del faro
y llevarte
que me lleves, sin brújulas,
apenas la luz de tus ojos
los míos
hacia la pleamar violenta del deseo.
Delfín de océanos azules
tu sexo bucea y se perfila,
en los rojos corales de mi sexo
íntimo horizonte
campos de cosecha,
despejándonos el cielo de tormentas.
Tu cuerpo y mi cuerpo
Surfean inexploradas corrientes marinas;
van a perderse
mar y luna,
en la simiente blanca de la madrugada.
La obscuridad de este sueño ya no alcanza…
Dame un instante
tal vez existas,
exhales mi pasión y te sorprendas…