No hay duda que mi Sevilla,
por su aroma y su belleza,
de la tierra y su grandeza
es la octava maravilla.
Es como un jardín florido
con perfume de azahares
y sonido de cantares
que embrujan a los sentidos..
¡Bendito sea aquel día
en que en Sevilla nací,
rodeado de sus flores!
¡Bendita sea la alegría
que en mi pecho yo sentí,
Sevilla de mis amores...!