Palidecí al verte ante a mi
confundida sin saber que hacer
tomaste mis manos
llevándome al sofá.
Reconocí el cielo debajo de ti
me nombrabas, suplicabas
sollozamos de placer
mientras encajabas en mi alma tu sentir.
Cuanto ardor emanaba de tu boca
lo carnoso de tus labios
se bebían mis jadeos
lentamente te dancé y nos unimos
en un abrazo eterno.
Al despertar y verme sola
comprendí
que era tan solo un sueño.