Quedan los latidos de tu corazón
bajo mis sábanas
y tus ojos regados en mi habitación
vigilantes como faros en la bruma
desde cada rincón
haciendo suyos mis ganas de ti;
mis mareas lunares
mi cama puesta
y mis humedades.
Mi lengua rozando
el borde de mis labios
enjugando el deseo
tantas veces saboreado
al reptar tu lengua
en mis oquedades
Mis pezones erectos
bajo tu aliento tibio
mi vientre
almohadón de tu batalla en mi
mi sudor con tu sal
desbordándose en los poros
mis ojos
estallandome las pupilas
Nostalgia maldita
de echarte de menos
de buscar en el aire
tu olor
que anime mi alma
y a la mujer que me habita
ahora solitaria
sin canto
ni canción.