Alabado sea
Jesucristo…
Del mismo modo que el maestro se prepara con un programa
para el año escolar que desarrollará día tras día y mes tras mes hasta completarlo,
también el ejercitante en un curso de Ejercicios se prepara al trabajo
espiritual interior y exterior de un año, acoplado al programa de vida o como
parte del mismo: la salvación en Cristo y en la Iglesia: “Ya no soy yo quien
vie, es Cristo quien vive en mí” (Gál 2,20). La perfección cristiana,
religiosa, sacerdotal, consiste en establecerse
de lleno en Jesús Maestro camino (voluntad), verdad (mente) y vida
(sentimiento); más aún, eso es llegar al cumbre de nuestra personalidad; yo que
pienso como Jesucristo, yo que amo en Jesucristo, yo que quiero en Jesucristo;
o bien, Cristo que piensa dentro de mí, que ama en mí, que quiere en mí. Beato Santiago Alberione
¡Buenos días!
¡Vuela más alto!
El P. Alfonso
Milagro, autor de libros muy vendidos, narra esta constatación: Encontré a un
hombre de buenas cualidades que casi las maldecía. Le pregunté por qué y me
respondió: “Porque hacen sombra, y eso no me lo perdonan”. Eso es la envidia,
un sentimiento de aguda incomodidad al ver a otro que tiene lo que
deseamos.
Enseguida después de la 2a Guerra Mundial, un
joven piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura
alrededor del mundo. Poco después de despegar de uno de esos pequeños e
improvisados aeródromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de atrás de
su asiento y se dio cuenta que había una rata a bordo y que si roía la
cobertura de lona, destruiría su frágil avión. Podía volver al aeropuerto para
librarse de su incómodo y peligroso pasajero. De repente recordó que las ratas
no resisten las grandes alturas. Volando cada vez más alto, poco a poco cesaron
los ruidos que ponían en peligro su viaje. Si amenazan destruirte por envidia,
calumnia o maledicencia, vuela más alto…
Protégete de la
envidia orando así: “Señor, a los que quieren dañarme o desprestigiarme,
muéstrales la fealdad de la envidia, y toca sus corazones para que me miren con
buenos ojos. Sánalos de todo mal sentimiento, cura sus heridas más profundas, y
bendícelos en abundancia, para que sean felices, y ya no necesiten dañarme”.
¡Vuela más alto!
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí
sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor
dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los
consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el
amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López