La importancia de enseñar a decidir a los niños
Educar a nuestros hijos es la tarea más difícil e importante que haremos jamás. Una buena educación implica ayudar a los niños a ser autónomos, a tener criterios propios, a pensar por sí mismos y a tomar decisiones, porque si desde pequeños aprenden a tomar sus propias decisiones y son capaces de aceptar sus consecuencias, se convertirán en adultos independientes, responsables y seguros de sí mismos.
Además, decidir no es algo opcional, por más que queramos no podemos abstenernos de hacerlo, porque decidir no tomar una decisión implica de por sí haberlo hecho. Por otra parte, si no somos nosotros los que decidimos, es bastante seguro que alguien lo hará en nuestro lugar. Por eso es tan importante y necesario acostumbrar a los niños a adoptar decisiones activamente, aunque sea sobre cosas pequeñas, así, cuando en el futuro se tengan que enfrentar a otras más complejas, estarán mejor preparados.
No se trata de que los niños sean esclavos de sus deseos, que actúen impulsivamente, se trata de que desde pequeños aprendan a valorar las diferentes opciones, a reflexionar sobre lo que cada elección implica, a escucharse y conocerse mejor y a saber decir no cuando la ocasión lo requiera. La libertad es un bien muy preciado, pero conlleva mucha responsabilidad que debemos estar dispuestos a asumir. Las personas que son incapaces de tomar decisiones, terminan siendo quienes no quieren ser.
Decidir también es equivocarse. Es importante dar permiso a los niños para que se equivoquen, para que acepten sus errores, ya que el error es una manera de aprendizaje muy importante. Tampoco es deseable que seamos nosotros los que siempre tomemos las decisiones por ellos. Cada uno debe forjar su propio camino. Debemos orientarles y acompañarles, pero no ocupar su lugar. El que no decide, tampoco resuelve, no avanza y su vida queda estancada.
4 pautas que te ayudarán a enseñar a tu hijo a decidir
1. Repartir y asumir responsabilidades en casa. Es importante que en función de la edad el niño asuma ciertas responsabilidades en las tareas de la casa. En la medida que el niño adquiere responsabilidades, le surgen problemas que debe resolver y, solo así, será capaz de crear los recursos necesarios y adquirir confianza en sí mismo.
2. Ayúdale a valorar las diferentes opciones. Elegir no es fácil y debemos aprender a ser pacientes y no actuar de forma irreflexiva. Es bueno que los padres traten de proporcionar apoyo y también que den consejo, pero no que elijan siempre por los niños, aunque a veces sea la opción más rápida.
3. Trata de no sobreprotegerle. No aprendemos por las experiencias de otros, sino que debemos vivir las nuestras para crecer y madurar.
4. No castigar el error. Enséñale que equivocarse es una oportunidad de aprendizaje y que un error solo es un problema que no ha sabido solucionar y una oportunidad para aprender algo nuevo. Si cada vez que se arriesga y se equivoca, el niño siente rechazo, lo que hará será no decidir para así no equivocarse nunca y no tener que asumir las consecuencias negativas.