Que mis manos, como veleros
navegan por el mar de tu cuerpo.
Imagínate
que mis labios describen tu piel
y se sumergen en las aguas de tu deseo.
Imagínate
que, anclados en la playa,
sobrevivimos
a la tormenta de fuego y arena
que provoca nuestro sexo.
Imagínate
mi piel sobre tu piel
calmando las olas
que tu vientre inicia
como marejada intensa
que ahoga mi ser
y me hace naufragar en tí.
Imagínate
que el navío de mis deseos
naufraga en la tempestad
de tu vientre y tu sexo.
Imagínate
solo imagínate.