SONETO: LA MUERTE DE LA ROSA
Y guardo junto al pecho aquella rosa
nacida en los jardines de mi amante;
disfruto su fragancia rutilante;
que me acaricia el alma deseosa
de sus besos de seda. Soy su diosa
del amor en un trozo de diamante
y esculpe con sus dedos mi variante
corazón, si perece en la fogosa
luz, que emanan sus ojos encendidos.
Cautiva mi pasión entre sus brazos,
pues al amarme tomo su veneno
que cala sin dolor en mis sentidos.
Debilita mi esencia con sus trazos
y talla en mi figura su amor pleno.
Mariela Lioi.