Alabado sea
Jesucristo…
Repasando el Evangelio de ayer, podemos decir que nadie ama a quien no conoce. ¿Cuánto
conocemos a Jesús? Cuando más lo conozcamos, más lo amaremos y con mayor empeño
cumpliremos su Evangelio y veremos que sólo así la vida merece vivirse, aún en
el trajinar diario y a la hora de algún esfuerzo o sacrificio extra, porque
experimentaremos la verdad de que Yo
estaré con ustedes hasta las últimas consecuencias.
Los apremiantes llamados del Bautista a convertirse al
Señor inquietan a los jefes religiosos de Jerusalén. ¿Será acaso el Mesías?
Juan se conoce y sabe cuál es su misión, y conoce muy bien a Aquel que ellos no
conocen y un día tampoco querrán reconocer, pero lo mismo llama a todos a la
penitencia y conversión, y su voz continúa resonando hoy, aunque nos hagamos
los distraídos.
El Domingo
¡Buenos días!
El espantapájaros
Moisés envió doce
espías a explorar la tierra prometida, llena de frutos y bienes. Diez de ellos
temieron los “espantajos”: los gigantes y las ciudades fortificadas. Caleb y
Josué que eran sabios, creyeron a Dios. No se confundieron. Caleb calmó al
pueblo: —"Subamos y conquistemos ese país pues somos más capaces que
ellos". (Nm 13,30).
Tengo en mi huerto cuatro hileras de fresas.
Algún pajarito lo ha propalado a sus compañeros. Por eso, construí un
espantapájaros con palos de escoba, con un abrigo viejo, unos pantalones y un
sombrero blanco. Al día siguiente asombrado vi posado en el sombrero a un
petirrojo que parecía gritar: —¡Aquí hay fresas gratis! Había dos clases de
pájaros: los sabios y los necios. Los necios quedaron en los árboles, temerosos
del espantajo. Los sabios sabían que el muñeco era un aviso disfrazado.
Dios reserva preciosas
bendiciones a los que viven de fe y no se confunden ni temen a los
espantapájaros. Interioriza la confianza en Dios meditando estas palabras: “El
que confía en el Señor renueva sus fuerzas, despliega alas como las águilas;
corre y no se agota, avanza y no se
fatiga” (Isaías 40, 31). Que pases un día feliz a la sombra del Altísimo.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí
sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor
dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los
consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el
amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López