Alabado sea
Jesucristo…
Jesús no es un hombre vacío ni disperso interiormente. No
actúa por aquellas aldeas de Galilea de manera arbitraria ni movido por
diferentes intereses. Los evangelios dejan claro desde el principio que Jesús
vive y actúa movido por «el Espíritu de Dios».
Según toda la tradición bíblica, el «Espíritu de Dios» es
el aliento de Dios que crea, envuelve y sostiene la vida entera. La fuerza que
Dios posee para renovar y transformar a los vivientes. Su energía amorosa que
busca siempre lo mejor para sus hijos e hijas.
Las primeras generaciones cristianas tenían muy claro lo
que había sido Jesús. Así resumían el recuerdo que dejó grabado en sus seguidores:
«Ungido por Dios con el Espíritu
Santo..., pasó la vida haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con él».
¿Qué «espíritu» nos anima hoy a los seguidores de Jesús?
¿Cuál es la «pasión» que mueve a la Iglesia? ¿Cuál es la «mística» que hace
vivir y actuar a nuestras comunidades? ¿Qué estamos poniendo en el mundo? Si el
Espíritu de Jesús está en nosotros, viviremos «curando» a tantos oprimidos,
deprimidos, reprimidos y hasta suprimidos por el mal.
José Antonio Pagola
¡Buenos días!
El murciélago pícaro
Vivir con
sinceridad es decidirte a hablar con la verdad en la mano aunque a veces te
cueste; a no valerte de una mentira para salir de una dificultad o librarte de
una responsabilidad; a reconocer con honestidad cuando te has equivocado sin
tratar de justificarte. He aquí un camino exigente de honestidad y grandeza
moral.
El águila y el león se repartieron el reinado
sobre los animales. El león sería rey de osos, lobos y demás cuadrúpedos
terrestres. El águila gobernaría las aves del cielo. Pasado un tiempo, se
reunieron ambos soberanos. — ¡El murciélago me fastidia! —dijo el águila—.
Cuando le conviene, dice que es un pájaro porque vuela. Pero cuando quiere
zafarse, dice que es mamífero y que pertenece a tu dominio. — ¡Vaya con el
animalejo! —Exclamó airado el león—. Cuando le exijo cumplir mis leyes, alega
que, como vuela, es un ave de las tuyas. —¡Yo no lo quiero en mi reino! —dijo
el águila—. ¡Ni yo en el mío! —añadió el león. Y desde entonces el pícaro vivió
solo y triste en la oscuridad.
Es lamentable que
en Argentina hay faltas de sinceridad que son festejadas como “viveza criolla”,
vicio antisocial que ha dañado nuestra imagen en el exterior; y que existe
entre nosotros cuando aprobamos al canchero, al piola, que son los “avivatos” y
“ventajitas” de las historietas cómicas. Sólo la verdad nos hará libres.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí
sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor
dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los
consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el
amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López