Alma, cielo y mar
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De todas las mañanas que acarician
mi horizonte, escojo sólo una ...
no es del sur, ni está en el norte. Pertenece
a esa delgada línea
entre lo real y lo razonable.
Al otro lado,
donde los recuerdos son cohorte
de majestad imperiosa, levando anclas,
improvisando cualquier suspiro
al azar, sin más. Como aves corren,
y en el arcoiris, manantial de sueños,
las nubes se agolpan con interrogantes
hasta que el ocaso, como un centinela,
toma posesión del paisaje inerte
que habita en el alma hasta anochecer.
Es la espuma blanca, voluptuosidad,
la que acude inmersa, antes que la luna
su profundidad,reverencia al alma,
que quiere volar,
pues hay tantas glorias aún por celebrar
que hasta el mismo cielo se mira en el mar
revistiendo el hoy de doradas dunas
por si algún velero viene a navegar
y en los ojos hierve la emoción madura
con sus olas tenues en el despertar
como un dulce beso llegan a la orilla,
sensaciones nuevas, a tardía edad...
Se unen muchas voces, alma, cielo y mar;
para mayor goce, tierra, fuego y sal.
Casimiro López Cano
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