El telescopio Hubble: Los Pilares de la creación son también los Pilares de la destrucción
7 de enero de 2015:
A pesar de que el Telescopio Espacial Hubble (Hubble Space Telescope,
en idioma inglés), de la NASA, ha tomado muchas imágenes impresionantes
del universo, una fotografía se destaca del resto: la vista icónica de
los llamados “Pilares de la creación”. La asombrosa foto, tomada en
1995, reveló detalles nunca antes vistos de tres columnas gigantes de
gas frío bañadas por la luz ultravioleta abrasadora de un grupo de
estrellas jóvenes y masivas en una pequeña región de la Nebulosa del
Águila (Eagle Nebula, en idioma inglés), o M16.
Para celebrar su próximo vigésimo quinto aniversario, en abril, el
telescopio Hubble volvió a visitar los famosos pilares, proporcionando
así a los astrónomos una visión más nítida y más amplia. Aunque la
imagen original fue bautizada como los Pilares de la creación, la nueva
imagen sugiere que también son los “pilares de la destrucción”.
“Estoy impresionado por lo transitorias que son estas
estructuras”, explica Paul Scowen, de la Universidad Estatal de Arizona,
en Tempe. “Se están esfumando activamente delante de nuestros propios
ojos. La fantasmal bruma azulada que rodea los bordes densos de los
pilares es material que se calienta y se evapora hacia el espacio. Hemos
capturado estos pilares en un momento muy singular y de corta duración
en su evolución”. Scowen y el astrónomo Jeff Hester, quienes
anteriormente pertenecieron a la Universidad Estatal de Arizona (Arizona
State University, en idioma inglés), lideraron las observaciones
originales de la Nebulosa del Águila que llevó a cabo el telescopio
Hubble.
Las imágenes originales de 1995 fueron tomadas en luz visible. La
nueva imagen incluye también luz del infrarrojo cercano. La vista
infrarroja hace que los pilares parezcan espeluznantes y tenues siluetas
que contrastan con un fondo de innumerables estrellas. Eso se debe a
que la luz infrarroja penetra en gran parte del gas y del polvo, con
excepción de las regiones más densas de los pilares. Las estrellas
recién nacidas se pueden ver escondidas dentro de los pilares.
La imagen infrarroja muestra que los extremos de los pilares son
densos nudos de polvo y gas. Hacen sombra al gas que se encuentra debajo
de ellos, manteniéndolo así frío y creando las estructuras largas, con
forma de columna. El material ubicado entre los pilares hace mucho
tiempo fue evaporado por la radiación ionizante que proviene del cúmulo
central de estrellas situado por encima de los pilares.
En el borde superior del pilar izquierdo, un fragmento gaseoso ha
sido calentado y vuela lejos de la estructura, subrayando de este modo
la naturaleza violenta de las regiones donde se forman estrellas. “Estos
pilares representan un proceso muy dinámico y activo”, dijo Scowen. “El
gas no se calienta de manera pasiva y se va flotando suavemente hacia
el espacio. Los pilares gaseosos, en realidad, se están ionizando, en lo
que constituye un proceso mediante el cual los electrones pierden
átomos y se calientan debido a la radiación de las estrellas masivas. Y
luego son erosionados por los fuertes vientos y la lluvia de partículas
cargadas que provienen de las estrellas, las que literalmente están
puliendo las cimas de estos pilares”.
Cuando Scowen y Hester utilizaron el telescopio Hubble con el fin
de llevar a cabo las observaciones iniciales de la Nebulosa del Águila,
en el año 1995, los astrónomos habían visto las estructuras parecidas a
pilares en imágenes tomadas desde la Tierra, pero no en detalle. Ellos
sabían que los procesos físicos no son exclusivos de la Nebulosa del
Águila ya que el nacimiento de las estrellas se lleva a cabo en todo el
universo. Pero, a una distancia de solamente 6.500 años luz, M16 es el
ejemplo más dramático y más cercano; algo de lo que el equipo pronto se
percató.
Mientras Scowen juntaba las fotografías del Águila provistas por
el telescopio Hubble, quedó asombrado por lo que vio. “Llamé a Jeff
Hester por teléfono y le dije: 'Tiene que venir a ver esto ahora’”,
recordó Scowen. “Pusimos las fotografías sobre la mesa y no podíamos
contener la emoción con todo el increíble detalle que estábamos viendo
por primera vez”.
Las primeras características que llamaron la atención al equipo en
1995 fueron las serpentinas de gas que aparentemente se alejaban
flotando de las columnas. Los astrónomos habían debatido previamente
cuál sería el efecto de las estrellas masivas cercanas sobre el gas
circundante en las “guarderías estelares”. “Hay solamente una cosa que
puede iluminar un vecindario como este: las estrellas masivas que emanan
suficiente potencia en luz ultravioleta como para ionizar las nubes de
gas y hacerlas brillar”, señaló Scowen. “Las regiones nebulosas de
formación estelar como M16 son los carteles de neón interestelar que
dicen: 'Acabamos de hacer un montón de estrellas masivas aquí'. Esta fue
la primera vez que obtuvimos evidencia observacional directa de que
estábamos viendo realmente el proceso de erosión, no sólo la radiación
sino la remoción mecánica en capas del gas de las columnas”.
Al comparar las imágenes de 1995 y de 2014, los astrónomos también
notaron un alargamiento de una característica estrecha, similar a un
chorro, que puede haber sido expulsada de una estrella en reciente
formación. El chorro se parece a un chorro de agua de una manguera de
jardín. En los 19 años transcurridos, este chorro se ha alargado más en
el espacio; se ha extendido a través de aproximadamente otros 97 mil
millones de kilómetros (60 mil millones de millas), a una velocidad
estimada de alrededor de 724.000 kilómetros por hora (450.000 millas por
hora).
Nuestro Sol probablemente se originó en una región de formación
estelar turbulenta similar a esta. Existe evidencia de que el sistema
solar en formación fue salpicado con una metralla radiactiva de una
supernova cercana. Eso significa que nuestro Sol se formó como parte de
un cúmulo que incluyó a estrellas lo suficientemente masivas como para
producir potentes radiaciones ionizantes, tal como se ve en la Nebulosa
del Águila. “Esa es la única forma en la que una nebulosa de la cual
nació el Sol pudo haber estado expuesta a una supernova tan rápidamente,
en el corto período de tiempo que representa, porque las supernovas
sólo provienen de las estrellas masivas y esas estrellas únicamente
viven unas pocas decenas de millones de años”, explicó Scowen. “Eso
significa que cuando se ve el medio ambiente de la Nebulosa del Águila o
de otras regiones de formación estelar, se está viendo exactamente el
tipo de medio ambiente en el que se formó nuestro Sol”.
Nota: Se
transcribe este etudio de ciancias "Los Pilares de la Creación" con el
sólo y único fin de crecer en conocimientos de las Ciencias Espaciales,
muy importantes, en nuestros días para que todas las personas
interesadas en estos temas de nuestro Sistema Solar y en general del
Universo ampliemos los conocimientos que iniciamos en nuestra enseñanza
general o en la Universidad, para estar al dia de estas ciencias tan
interesantes ya que tenemos la suerte de vivir en esta Isla tan
especial, dentro de una inmensidad tan basta, que tal vez sea la única,
que tenga esta especial protección, porque ahí fuera el mundo es muy
cahótico y debemos conocerlo bien para conservarlo. Casimiro López