Alabado sea
Jesucristo…
Pablo Neruda (1904-1973) fue un extraordinario poeta
chileno, de los más notables del siglo XX en todo el mundo y en todos los
idiomas, premio Nobel de Literatura en 1971, y autor de una vasta obra de la
que seguramente todos hemos leído algo en alguna oportunidad. Y a él pertenece esta hermosa reflexión que he elegido
para iniciar la edición de hoy de Pequeñas Semillitas:
“No hay nada más interesante que los ojos. ¿Ya miraste a
los ojos de la otra persona? De la persona amada y no amada. Del amigo y del
conocido. Del jefe y del compañero de trabajo. De un niño y un anciano… Los
ojos emiten una energía que es la misma energía del alma, por eso son conocidos
como las ventanas del alma. Cuando miro en los ojos y dejo que los otros miren
en mis ojos, estoy abriendo puertas hacia un mundo de comprensión y amor”.
¡Buenos días!
Dios mío, qué grande eres
La naturaleza
ayuda a entrar en sí mismo. Se trata de sentir y admirar lo que se va
presentando a los sentidos: formas, colores, perfumes, sonidos… déjate envolver
por el viento, el sol, el paisaje; pisa la arena, moja los pies en el arroyo…
Es un camino fácil para llegar al recogimiento, percibir la presencia de Dios y
entrar en comunicación filial con él.
¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de
belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto (104). Proclamad conmigo
la grandeza del Señor, bendigamos juntos su nombre (34). Cuando contemplo el
cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el
hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? (8). El
Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las
simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque
él lo hizo, la tierra firme que modelaron sus manos (95). Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra (8).
La naturaleza
tiene una fuerza extraordinaria. Es una gran maestra de oración. En medio de la
naturaleza admira la belleza de una flor, observa los colores de una piedra,
quédate apreciando la forma de un árbol o los movimientos de un insecto. Hay
salmos que prestarán palabras a tus sentimientos (104 y 8), y volverás renovado y más sereno.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día
más para adorarte y servirte. Hagamos como decía San
Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti solo amo y tuyo
quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1,). La mies es mucha y pocos son los obreros para
recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que estan cansados y
agobiados, que yo los consolaré Mt 11.28. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se
propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a
todos los creyentes y no creyentes, que pidan al
Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni
hambre en el Mundo, ni atentados terroristas, ni políticos de guante
blanco y reine la Paz, así como el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López.