Alabado sea Jesucristo…
He aquí
un hombre que nació en una aldea insignificante. Creció en una villa
oscura, trabajó hasta los 30 años en una carpintería.
Durante tres años fue predicador ambulante, nunca escribió un libro, nunca tuvo un puesto de importancia, no formó una familia.
No fue a
la Universidad, nunca puso sus pies en lo que consideramos una gran
ciudad, ni viajó a más de 300 kms de su ciudad natal.
No hizo ninguna de las cosas que generalmente acompañan a los "grandes". No tuvo más credenciales que su propia persona.
La opinión popular se puso en contra suya, sus amigos huyeron; uno de ellos lo traicionó y fue entregado a sus enemigos.
Tuvo que soportar la farsa de un proceso judicial. Lo asesinaron clavándole en una cruz, entre los ladrones.
Mientras agonizaba, los encargados de su ejecución se disputaron la única cosa que fue de su propiedad: una túnica.
Lo sepultaron en una tumba prestada por compasión de un amigo. Según las normas sociales, su vida fue un fracaso total.
Han pasado casi veinte siglos y hoy Él es la pieza central en el "ajedrez" de la historia humana.
No es
exagerado decir que todos los ejércitos que han marchado, todas las
armadas que se han construido, todos los parlamentos que han sesionado y
todos los reyes y autoridades que han gobernado, puestos juntos, no han
afectado tan poderosamente la existencia del ser humano sobre la Tierra
como la vida sencilla de JESÚS.
En mi alma, mi espíritu, mi amor y mi fe inquebrantable, JESÚS es el hijo de DIOS y vive entre nosotros.
¡Buenos días!
Irradia tu fe
Muchas
veces, nuestra fe, es una fe como atemorizada, que pareciera oprimirnos y
no una fe que nos llena de gozo, admiración y esperanza. En un mundo
cargado de pesimismo y desilusión nuestra fe debe ser una oferta de
sentido, una llamada a la ilusión, a la esperanza, a la convicción de
que el mal puede ser vencido por la fuerza del bien.
Si irradias tu fe, si gritas tu verdad,
si liberas las voces que atestiguan libertad,
si expandes tu luz, si expresas claridad,
no habrá tinieblas, no habrá oscuridad,
serás destello de Dios que a otros guiará. (Canción).
El Señor
te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor con
el ejemplo y con la palabra. Jesús te anima a hacer brillar ante los
ojos de los hombres la luz que hay en ti. Cada uno tiene posibilidades
distintas, pero todas son importantes. Dios ha dispuesto que las almas
vayan iluminando a otras almas, como si fueran antorchas.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte
y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a
tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte.
(Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El
Señor dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo
los consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea
Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el
vehemente deseo de que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes , que pidan al
Señor Jesuscristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el
mundo, ni atentados terroristas, ni políticos de guante blanco y reine
la Paz, así cómo el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea.
Detente, el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López