Alabado sea
Jesucristo…
Cada persona que conoces o comparte tus días, está luchando
con sus propios problemas. Entonces sé amable y amoroso con cada uno. Seguro no
sabrás resolverlos en su lugar, pero tu bondad y amor tal vez sea el milagro
que estaba esperando.
No intentes cambiar a nadie... limítate a iluminar,
porque es tu luz la que invita a tu prójimo a cambiar.
¡Buenos días!
La divina misericordia
El domingo
siguiente a Pascua se celebra la Fiesta de la Divina Misericordia. Fiesta
querida por Jesús que, a través de revelaciones a santa Faustina Kowalska,
pidió a la Iglesia instituir esta nueva celebración. Reproduzco unos párrafos
conmovedores del “Diario” de santa Faustina, sobre la inconcebible misericordia
de Jesús que vino a salvar a los pecadores.
“Que no tema acercarse a mí el alma más débil
y pecadora, aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra.
Los más grandes pecadores llegarían a una gran santidad si confiaran en mi
misericordia. Cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho
que tiene a mi misericordia. Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han
de venir a la fuente de la misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es
esta imagen con la firma: «Jesús, en ti confío». Recordad mi pasión y, sino
creéis en mis palabras, creed al menos en mis llagas. ¡Oh, si los pecadores
conocieran mi misericordia, no perecería un número tan grande de ellos!”.
Honrar la
misericordia de Jesús, exige vivir esa misericordia con el prójimo. El mismo
Jesús dijo a Faustina: “Te doy tres formas de ejercer misericordia: la 1ª la
acción, la 2ª la palabra, y la 3ª la oración. En estas tres formas está
contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del
amor hacia mí”. Que vivas con gratitud este misterio.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para
adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí
sólo busco, a tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que están
cansados y agobiados, que yo los consolaré (Mt 11.28). Es la
palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague la
Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los creyentes y
no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en oración, que no
haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados terroristas,
ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el amor, en
todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado Corazón
de Jesús, está conmigo. Casimiro López