La rosa y sus espinas.
Dios pintó zaina y silente la noche, para invitar a la meditación y el reposo, y en su complacencia de poderoso Hacedor hizo el día, alegre, brillante y luminoso!
Creó las luminarias, sol, luna y estrellas y las situó elevadas, imposibles de alcanzar pero no invisibles… cual promesas de luz y discernimiento sobre el mar, las naciones, los valles y bosques, sobre los santuarios y la tierra; creo los vientos y brisas, para que con sus giros y soplos resucitasen y expandiesen por todo lugar la poesía por entre juncos y barrizales, por los parques señoriales, en las mansiones palaciegas y las chozas en los templos, en las minas y taberna en las montañas y en los llanos. Creó la belleza, la paz y la armonía y también la música, la danza y el bello canto para nuestra felicidad, gozo y alegría…
Pero sobre todo lo creado aún faltaba dar ese, tan especial y primordial, último toque que lo amalgamase todo Y así lo hizo…
Perfumando el aire con el aroma
d/a ?
Presentado por:
Casimiro López Cano.
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