Alabado sea
Jesucristo…
Hoy hemos comenzado una nueva semana laboral y deben
resonar en nuestros oídos y en nuestro corazón las palabras del Evangelio de
ayer referidas a los talentos… como para hacernos comprender que aún un solo
talento es un gran don, un gran tesoro. Y que nunca debemos entrar en la
postura cómoda o miedosa de esconder las capacidades que Dios nos ha regalado.
Por eso, en el tema del día de esta edición, se transcribe
un artículo sobre cómo combatir la enfermedad del miedo (el texto me llegó sin
el nombre del autor). Para que seamos capaces de poner en juego los muchos o
los pocos talentos que Dios nos ha dado, y siempre en beneficio de los demás,
para engrandecimiento espiritual nuestro y para mayor gloria de Dios.
Recordemos
que los talentos son dones y los dones, son -por definición- regalos
que Dios nos ha hecho sin que medie mérito alguno de
nuestra parte… sólo por efecto y como resultado de su amor inmenso.
Todos tenemos pues que ser capaces de hacer crecer cada
don que hemos recibido, sin timidez ni cobardía, sin egoísmo ni pereza.
Recordando que en el esfuerzo no estamos solos nunca, porque el propio Jesús
resucitado nos dijo instantes antes de ascender al cielo: “Yo estoy con ustedes siempre, hasta el final de los tiempos” (Mt
28,20)
¡Buenos días!
Yo soy tu Dios
Está alerta
porque vendrán tentaciones de desanimación y desesperanza. El enemigo entrará
en tu imaginación y levantará en el aire castillos de dificultades
insuperables. Déjale al Señor el cuidado de todas tus cosas y verás que todo te
irá mejor. Abandónate en él y todo se resolverá con tranquilidad según sus
designios. La confianza en Dios es la clave.
Yo soy tu Dios, y pienso en ti desde la
eternidad. Tu nombre está escrito de tal modo en mi corazón, que jamás podré
olvidarte. Dirijo todas las cosas para tu bien. Si ahora no lo comprendes, un
día lo verás claramente. Yo soy tu Dios, y te amo: conozco a la perfección todo
lo que te aflige e inquieta. Acéptalo con tranquilidad y en paz. Yo estoy
siempre contigo, ¿qué más deseas? Si estás triste, corre a refugiarte en mí. Si
sientes la alegría del triunfo, vuela junto a mí. Si estás cansado, échate en
mis brazos y se multiplicarán tus fuerzas. El mundo pasa, los hombres
desaparecen. Sólo te quedará siempre tu Dios.
En los salmos
varias veces se declara feliz al hombre que busca refugio en Dios cuando llegan
las tribulaciones y angustias de la vida: “Dichoso el hombre que confía en
Dios, porque no quedará defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios
no. Que él te conceda coraje y gracia para abandonarte en sus brazos
paternales.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí
sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor
dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los
consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a
todos los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el
amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López