Alabado sea Jesucristo…
En
el momento del bautismo de Jesús, el Padre habló desde el cielo
presentándolo como “su Hijo muy amado”, mientras el Espíritu Santo se
posó sobre Él en forma de paloma. Ellos testimoniaron la divinidad de
Jesús.
Para
todos nosotros que hemos sido bautizados, el Espíritu es la fuerza que
nos empuja a dar testimonio de Jesús. Las personas que se dejan guiar
por el Espíritu, como Jesús, van aprendiendo a estar en el mundo, dando
esperanza, contagiando alegría en lo cotidiano, mostrando interés por
los demás, siendo agradecidas, valientes, coherentes, solidarias, no
juzgando...
El Espíritu ayuda a adoptar el estilo de Jesús, a vivir en la dirección de lo que fue su existencia: la vida para los demás.
Por
el bautismo hemos sido hechos discípulos de Jesús y nuestra misión es
“proclamar la buena nueva a los más pobres; devolver la vista a los
ciegos; ayudar a andar a los cojos, liberar a los esclavos y anunciar el
tiempo de gracia del Señor” y dar testimonio, con la forma de vida, de
su proyecto de liberación, no de condenación.
El
testimonio brota de la experiencia personal. Todos estamos llamados a
ser testigos de Jesús. A vivir, hoy, con las actitudes, criterios y
valores de Jesús.
Si
digo que soy practicante, ¿qué es lo que de verdad practico? “No basta
con ser creyente, hay que ser creíble” (Pedro Casaldáliga)
¡Buenos días!
Como un niño
Una
vez Jesús con un niñito en sus brazos dijo: “Si no vuelven a ser como
niños, no podrán entrar en el reino de los cielos”. Un pequeñín es
humilde, confiado, sencillo, sincero, puro, inocente. Sólo así podré
entrar en el reino de Dios. ¿Una meta difícil, verdad? Pero te orienta
para ir modelando tu mentalidad y para pedir ese don especial. Puedes
orar así:
Señor,
mi Dios, quiero ser como un niño. A veces no sé bien lo que eso
significa, pero me pongo en tus manos, me abandono. Consuélame en mis
heridas, anímame en mis cansancios, envíame a los heridos y agobiados,
para que yo sea tu ungüento y tu fuerza en medio del mundo necesitado.
Francisco Jiménez.
“Como
el niño que no sabe dormirse sin asirse a la mano de su madre, así mi
corazón viene a ponerse sobre tus manos al caer la tarde. Como el niño
que sabe que alguien vela su sueño de inocencia y esperanza, así
descansará mi alma segura, sabiendo que eres tú, Señor, quien nos
aguarda”. Hermoso himno para concluir el día. El Señor te bendice.
Padre Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un
día más para adorarte y servirte. Hagamos como
decía San Agustín: Señor a Ti solo busco, a Ti
solo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte
y amarte. (Sol 1,1,). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. Es la Palabra de Dios.
Alabado sea Jesucristo. Amén. Yo dibulgo
cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de
Jesús y suplico a todos los creyentes y no creyentes, que pidan al Señor Jesucristo en oración, que no haya más guerras ni hambre en el Mundo, ni atentados terroristas ó políticos de guante blanco, y reine la Paz, así como el Amor,
en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente,
el Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro
López