Solar corona viewed by Proba-2
17 marzo 2015
Esta fotografía del Sol, en continuo cambio, captura grandes bucles de filamentos y potentes erupciones alejándose de la superficie de nuestra estrella.
El disco solar es una amalgama de áreas activas y calientes
entremezcladas con serpenteantes filamentos fríos y oscuros que rodean
toda la estrella. Alrededor de la tumultuosa superficie se encuentra la
caótica corona, una atmósfera enrarecida de plasma sobrecalentado de
varios millones de kilómetros de espesor.
El plasma de la corona puede alcanzar temperaturas de varios millones de
grados en algunas zonas – mucho más caliente que la superficie del Sol,
que en comparación sólo se encuentra a unos 6.000°C. Estas
temperaturas tan extremas hacen que la corona brille con intensidad en
las bandas del ultravioleta y del ultravioleta extremo. Al analizar una
única frecuencia en esta banda, el instrumento SWAP del satélite europeo
Proba-2 es capaz de distinguir las estructuras de esta región que se
encuentran a un millón de grados centígrados.
Como se puede ver en esta imagen, tomada el 25 de julio de 2014, el
plasma forma grandes bucles y estructuras en forma de abanico,
estabilizadas por el intenso campo magnético del Sol. Algunos de estos
bucles se mantienen cerca de la superficie, pero otros se alejan
demasiado y terminan siendo arrastrados por el viento solar – un flujo
continuo de partículas energéticas que baña todo el Sistema Solar,
incluyendo a la Tierra.
Aunque muchos bucles puedan parecer inofensivos al principio, pueden
acabar intensamente enredados al cabo de un tiempo, almacenando tanta
energía que acabarán partiéndose y liberando intensas llamaradas
conocidas como eyecciones de masa coronal. Estas erupciones solares
están formadas por una gran cantidad de gas envuelto en líneas de campo
magnético, y pueden ser muy peligrosas para los satélites, interferir
con los equipos de comunicaciones y dañar importantes infraestructuras
en la Tierra.
A pesar de que el Sol sea la estrella más importante de nuestro
firmamento, todavía no se comprenden muchos aspectos de su
comportamiento. El estudio de su corona nos ayudaría a conocer mejor sus
mecanismos internos, el errático movimiento de sus capas exteriores y
sus potentes erupciones.
Dos nuevas misiones de la ESA se centrarán en este campo de estudio: Solar Orbiter
ha sido diseñado para estudiar el viento solar y la región del espacio
dominada por el Sol, y para observar las regiones polares de la
estrella. Proba-3 analizará una zona de la corona muy próxima a la
superficie solar, que hasta la fecha ninguna misión ha sido capaz de
observar.
Nota:
Se transcribe este informe-estudio, con el sólo y único fin de crecer
en conocimientos de algunos de los fenómenos que se producen en su
interior y tambien en su exterior -del Sol-. Para conocer un poquito
mas de nuestra estrella, que es un enorme reactor termo-nuclear por
fusión, donde su principal combustible es el hidrógeno, del que consume
miles de toneladas por segundo, para darnos calor y por supuesto la
vida. Casimiro López