Hoy
voy a dedicarle unas palabras a mi querida e inolvidable Musa, creada
en mi pensamiento,como
la diosa que admiro, por su belleza, su imaculado
corazón, donde guarda para este humilde poeta
y para toda la Humanidad,
un gran acervo de cariño, amor, lealtad, sentimientos, nobleza, dulzura
y pasión, y por despertar mi alma del letargo que se encontraba, sacándola a
la luz para que no
deje de soñar en su maravillosa Musa, haciéndole
creer que es el caballero andante que
en su intelecto imaginó, la figura
de su Dulcinea, -Musa- a la que rinde todos los
diasde su vida, en
secreto, pleitesia, sumisión, admiración, respeto
e increbrantable lealtad, creyéndose que en este mundo
tambien hay un lugar
para los soñadores. Besos
Casimiro López Cano
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