Ferguson (Missouri) vuelve a estar en estado de emergencia. Un año después de la muerte de Michael Brown, el joven negro de 18 años que murió por los disparos de un agente cuando iba desarmado y que inició un debate nacional sobre la brutalidad policial y la tensión racial, la comunidad afroamericana ha regresado a la calle para reclamar justicia.
La lista de nombres que portan los manifestantes -como símbolo de los abusos policiales- se ha multiplicado notablemente en los últimos 365 días. Unos recuerdan aFreddy Gray, el joven de Baltimore que murió estando custodia policial en Baltimore; otros a Tamir Rice, un niño de 12 años que jugaba en Cleveland (Ohio) con una pistola de juguete y que fue abatido por un policía porque dice "no tenía elección".
Las pancartas y los mensajes en las redes sociales tampoco olvidan a Samuel DuBose, que recibió los disparos de un oficial tras pararle porque no llevaba matrícula en Cincinnati (Ohio), o a Walter Scott, el hombre de 50 años contra el que abrió fuego un policía mientras huía tras darle el alto en Charleston (Carolina del Sur).
Estos son sólo una muestra de las 1.089 personas que perdieron la vida desde el pasado 9 de agosto(incluyendo a Brown) en sus encuentros con las fuerzas del orden, según la base de datos de Fatal Encounters. Un proyecto ideado en mayo de 2012 por Brian Burghart para dar respuesta a cuántas veces esas interacciones acababa con una víctima mortal; los datos se remontan al año 2000. Desde el caso de Ferguson, la escena se ha repetido por todo Estados Unidos y sin distinción de raza. El promedio es de tres muertos al día. Según los datos, publicados en la página web, 403 víctimas eran blancas; 243, afroamericanas; 152, latinos; y 264, de raza desconocida.
Para la creación de esta base de datos, Fatal Encounters (FE) ha recogido información a partir de peticiones de información pública, investigadores que registran los datos (y que son pagados por ello) y del cruce de estos. Según Burghart, la tarea no ha sido fácil y "hay mucho trabajo por hacer. Hemos reunido alrededor de 8.000 incidentes y sólo hemos completado un 40%", explica a este diario.
Policías de San Luis detienen a un manifestante.LUCAS JACKSONREUTERS
Todos armados
Burghart sostiene que el proceso se ha ralentizado, pero cree que acabarán con una base de 20.000 muertes. Este escalofriante número de víctimas, apunta, está relacionado con que "hay muchas armas en este país. La policía cree que todo el mundo puede estar armado". Y en parte no le falta razón. Según las cifras que maneja él hay en torno a 310 millones de armas de fuego en Estados Unidos, cuya población supera los 321 millones de habitantes, según la Oficina del Censo.
También señala el ideólogo de Fatal Encounters, el entrenamiento que reciben las fuerzas del orden. "Les enseñan a reaccionar de esta manera", comenta, reconociendo que sus reacciones no sorprenden. En más de una ocasión -especialmente con la difusión de los vídeos de las cámaras de los coches y las corporales de los policías- se ha cuestionado si los policías aprietan el gatillo demasiado rápido.
Según los datos de la Agencia Federal de Inteligencia (FBI) en 2013 se produjeron 461 "homicidios justificables" en EEUU. De ellos, 458 fueron por disparo de arma de fuego. La agencia incluye en esta categoría la muerte de un delincuente provocada por un agente de la ley en el cumplimiento de su deber". Una cifra que ha ido creciendo en los últimos años. En 2010, se produjeron 397 homicidios justificables.
En esa estadística parece encajar la muerte de Brown. El agente Darren Wilson, que disparó contra él, alegó ante el gran jurado en noviembre (la primera instancia que determina si se le acusa y va a juicio) que disparó porque temió por su vida; no fue imputado en noviembre de 2014. El ex policía de la Universidad de Cincinnati Ray Tensing se declaró no culpable de la muerte de Dubose, que apenas había retirado las manos del volante cuando recibió los disparos.
Temor por la vida
El argumento que temían por su vida es el más esgrimido por los agentes ante los miembros de un jurado. Algo que criticaban las familias de varias víctimas -la madre de Brown y la de Tamir Rice, entre ellas- que se congregaron en Nueva York en abril durante la convención nacional de la organización liderada por el reverendo Al Sharpton, National Action Network.
En un país tan armado como Estados Unidos y con los estados reforzando sus cuerpos de seguridad con material militar como se pudo ver en Ferguson hace un año, el presidente Barack Obama adoptó una medida con el objetivo de "desmilitarizar" el país en mayo de 2015. La Casa Blanca propuso prohibir el uso de vehículos blindados y armamento más propio del campo de batalla que de ciudades.
Las armas y las muertes sin sentido que se producen en Estados Unidos es uno de los temas que divide al país y que Obama considera una de sus "frustraciones" en sus mandato por no haber conseguido modificar la ley en favor de una legislación mas restrictiva . En 2013, nada más tomar posesión por segunda vez impulsó un plan con esa finalidad que incluía cerrar los agujeros del sistema de revisión de antecedentes para que las armas de fuego no fuesen a parar en manos peligrosas.
"La herramienta clave para alcanzar este objetivo es el Sistema Nacional Instantáneo de Chequeo de Antecedentes Criminales", señalaba, apuntando que todavía se vendían muchas armas sin hacer las pertinentes comprobaciones. Y porque también se producen errores. El autor de la masacre de Charleston-donde murieron nueve feligreses por los disparos de Dylan Roof- no debería haber podido adquirir el arma dado sus problemas con la ley.
El proyecto de Obama no salió del Congreso, donde fue bloqueado por los republicanos. Así, ha recurrido a la prerrogativa presidencial para ir haciendo cambios de menor envergadura desde la masacre del colegio de primaria Sandy Hook en Connecticut a finales de 2012 hasta ahora porque como decía tras la tragedia de Charleston, "este tipo de masacres no pasa en otros países avanzados".