Según el apóstol Pablo, el mayor regalo del Espíritu es el amor. El amor espiritual es más profundo que el romántico y más fuerte que el familiar. Éste acepta incondicionalmente toda manifestación de vida.
Como ser espiritual, siempre estoy en el fluir del amor. Lo veo en el sol que resplandece sobre mi rostro cada mañana. Lo recibo en un desayuno delicioso y en el afecto de mi mascota. La calidez, la aceptación y la dicha me envuelven. No hay nada que deba ser o hacer para recibir amor. Abro mi corazón y digo “¡gracias!” Según recibo, también doy. Acepto y amo a los demás profundamente y sin condiciones —veo a Dios en ellos. Doy y recibo abiertamente el regalo del amor.
Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.—1 Corintios 13:13