Es tu cuello el cauce de un río manso.
Desde allí se dirigen mis besos
hacia las onduladas laderas de tu espalda.
Surcada de soles,
es el valle donde anidan
mis manos en tu búsqueda.
Es el juguete de mis dedos
en celoso viaje de reconocimiento.
Son tus nalgas de espuma blanca,
las causantes de mi sofoco.
Como sierras erectas en perfecta dupla
se erigen cual signos de lujuria.
Turgentes,
provocadoras,
de cada una de mis pasiones.
Y tu vientre ¡ah, tu vientre!
tan colmado de rocíos,
es la llanura por la que cabalgo
mientras la brisa mece
sus dorados trigales.
Mientras un rayo atraviesa
mi ombligo
y me induce al estornudo
con suspiros.
Más en el medio de mi paso
encuentro tu ombligo
y más allá tus pezones.
Son caracoles de nácar rosados
estampados de aguas vivas
sobre la playa de amores
que nos cobija.
De amores que nos aguardan.
Pero es tu pecho continente
el que aún me falta.
Tu corazón de látigos morados,
el que no tengo.
Y es allí donde mi aliento
detiene su vuelo.
Para anhelar que un día
como peces hambrientos,
desmayen a la par
de mi sonrojado seno.
ANY CARMONA
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