LA LUNA Y SU SOL
Cuando él duerme de pie ella vela. Cual antorcha eterna de amor flamea en la cima de la noche.
Cual novia, tras el desvelo escarchado de estrellas, asoma su sereno rostro en un fino perfil de nácar y alabastro.
Preocupada cual madraza, le arrulla en su seno acallando el silencio. Que si algo despertase a su lirón… ¡Tan sólo fuese un beso
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