Me miraron sus ojos seductores,
provocando toda clase de sensaciones,
corriendo por mi espalda los sudores,
imaginando toda clase de tentaciones.
Su boca dibujaba una impúdica sonrisa,
mientras la lengua sus labios humedecía,
traté de apartar mi mirada a toda prisa,
sin entender en ese instante qué me sucedía.
Despertó el deseo salvaje de hacer el amor,
la sensación entre mis piernas me alocaba,
mis pezones despiertos y erectos sin pudor,
mi cuerpo sintiendo el ardor que me ahogaba.
Con su mirada provocante me seducía,
sentados frente a frente sin tocarnos,
su boca sonriente, seducción en la mía,
ven mi cielo, vamos al placer entregarnos.
Mis manos anhelaban acercarse, tocarlo,
mis labios deseaban cubrirlo de besos,
conteniendo mis ansias de poder adorarlo,
flaqueaban mis fuerzas, atrapada en su embeleso.
Sin tocarme, sus manos sentía en mi piel,
sin besarme, devoraba con besos mi boca,
envuelta en el sortilegio de sus ojos de miel,
pensaba necesito que sea mío o me vuelvo loca.
Suena el silbido, aturdida lo miro,
el hechizo se disipa, me deslizo al andén,
su punzante mirada en mi sentido,
¿ dónde estará el Pasajero del Tren?