¡El final del ermitaño!
Viví siempre extrañándote a ti tanto, la luz de aquellos días fue tan poca, que lo qué te decía por mi boca de esta vida, nos era ¡duro llanto!
Hoy qué nada, en días ya no te extraño, aunque muy a fondo, sí qué me doliese tanto, el no poder tenerte, ese… fue para mí ¡el final del ermitaño!
Yo sé, que pude hacerte mucho daño, con mi olvido, matar un corazón ya dolorido, pero tuve razón...
Cuando la vida te barra un camino, siempre te abre uno con nuevo destino, y te saca de tu triste desazón…
Castellet 14/03/10
© 2010 Gerardo Esteban

| | | | | |