¿Acaso no imaginas por qué de amor me muero? La flor me dice: ¡Hola! ¡Buenos días!, el ave. Llegó la primavera, la dulzura del ángel. ¡No adivinas acaso por qué de embriaguez hiervo! Dulce ángel de mi cuna, ángel de mi abuelita, ¿No adivinas acaso que me transformo en ave que mi lira palpita y que mis alas baten como una golondrina?