MINTIENDO A LA LUNA
Le he mentido a la luna para contaros esta historia,
se que os preguntareis porque digo esto; muy sencillo,
yo la envidio porque allá desde lo alto puede ver a mi amada ninfa
recostadita en sus sabanas de satén, algunas veces en dulces braguitas,
otras que vencidas por el sueño, no pudo quitarse su tanga
manchadas con leche teñida y jugos.
Pues eso amigos míos, le he pedido a la luna que me llevara con ella a pasear,
que hoy estaba triste y temía naufragar, ella como es tan romántica
me ha creído y aquí estoy yo ahora, en la cima del mundo.
Mi visita será a mi dulce niña, ella y sus vaqueros despiertan mi imaginación,
siempre que observo como la tira de sus bragas traspasa la tela de su pantalón
formando un moflete en su culo me asaltan las ganas de ponerme a cuatro patas
y rendido a su belleza comenzar a olfatear ese ano protegido y ese coño humedecido.
Hoy duerme con la ventana abierta, que amable ha sido la nube dejándome bajar,
lo que me pide el cuerpo es desprenderla de sus sabanas y meterle mi nabo sin compasión,
pero el contacto con la luna me ha suavizado los instintos, solo quiero ver de cerca
la joven y bella arruguita de su coño; no entiendo el empeño que ha puesto la luna
en que debía viajar desnudo tengo la polla tan tiesa que podría ponerme
de bandera estas sabanas.
No quiero hacerme una paja, a mí se me va pronto el morbo cuando me relajo
y entonces me sentiría terriblemente culpable, he de dejar de pensar en tonterías,
quiero guardar en mi mente la imagen de su vagina protegida por sus bragas,
me gustaría tocarla pero estropearía el lienzo. Huele dulce, mucho mejor que cuando
me la encontraba en el portal inundada en desodorante, el olor de una buena hembra
es el mejor afrodisíaco. Como siga moviéndose me voy a correr,
no había caído en la cuenta de su vello púbico pugnando por salir de sus bragas,
lo tiene abundante, así es como siempre lo he imaginado.
Siempre he pensado que soy un bicho raro; aunque la estampa de belleza
que tengo delante ya me ha ordeñado el rabo, siempre tengo la cruel diatriba
de que lo que realmente me pone de una chica es su culo,
sobre todo el de ella, redondito y carnoso, sé que podría voltearla
pero me he prometido no hacer nada que altere el orden natural de las cosas.
Pero por esta vez ella se ha apiadado de mí y me ha puesto a escasos centímetros
de mi polla su hermoso culo. La he salpicado con una gota de leche
porque a pesar de que esta oscuro se puede distinguir perfectamente su ano
que me pide a gritos que lo rompa, para mi seria muy fácil, solo tendría que mojar
un poco mi pene con sus juguitos y después...
Pero hoy no podrá ser amada mía, la luna se está impacientando y se me acaba el tiempo,
te prometo que volveré mañana, hoy te dejaré como siempre mi regalo;
mi semen infecundo navegando en tu cuerpo.
Mañana sé que te levantaras y te acordarás de mi, sé que a la gente
le cuentas que me sueñas cada noche, voy a seguir engañando a la luna
y venir a verte cada noche montado en una nube,
no siempre te llevas mi leche amor mío; a veces te riegan mis lagrimas...