Soñar…
hasta que el día anuncie con su
vértigo de soledades que la taciturna noche
arremetió salivando embrujos en los cristales
de centenares de estrellas que cómplices
encarcelan el secreto de algún rostro
que se transfiguró en indomable latido
en el torrente de alguna irradiación.
Soñar…
¡y qué importa!
si la noche siempre ha sido
cómplice de la fatiga de una seducción,
por eso duelen tantos besos robados a instancias
que jamás amanecieron dulce en el roce
de los labios jugando al amor.
Soñar…
Con el certero abismo de un delirio
que pulsante y húmedo arremete
en las entrañas que alucinantes
se van desvistiendo, mujer en floración,
fibra de infierno luciendo destellos hurtados
al cielo de un dios, del yagrumo la flor.
Soñar…
que puede ser jadeante afrodita
ardiente y matizada ráfaga pululando ardor
febril delirio su imaginación
centellea a gritos su rojo tormento
el grito de amor…