CARTA SIN FECHA
AMIGO:
Sé que existes, aunque ignoro tu nombre, no lo he sabido nunca, ni lo quiero saber. Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre, que es el único modo de hablar de una mujer.
Esa mujer es tuya, pero también es mía, y es un pecado, es cierto, si es pecado el amor. Pues el rosal marchito que ya no florecía no se siente culpable si le brota una flor.
Ahora es de noche y llueve, yo te llamo mi amigo. Yo que corte una rosa que era tuya, quizás. Y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo; y tú, que no lo sabes, no la despertarás.
No importa lo que sueña, déjala así, dormida, yo seré como un sueño sin mañana ni ayer. Y ella irá de tu brazo para toda la vida, y abrirá las ventanas en el atardecer. Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino. Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar, y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino, ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.
Y pasarán los años favorables o adversos, y se abrirán las rosas que crecen porque sí. Y yo no sabré nunca si has leído estos versos ni tu sabrás, tampoco, que los hice por ti.
JOSE ANGEL BUESA
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