Marchamos por la vida sin angustia y sin afán
Encontramos amistades como la de Aquel, muy especial
Que se cruzan en nuestro camino, como el sol, que cada día brilla más
Nos guían como los rayos de la luna, que iluminan el camino de la hermandad
Nuestras amistades, son como esos árboles gigantescos que permanecen
Que con sus ramas, nos cubren de sombra de paz y fraternidad
El tiempo pasa, el invierno azota, el verano inclemente arde en la inmensidad
Los amigos permanecen alimentando las raíces de alegría y del árbol, su prosperidad
Los años vienen, unos se quedan y otros no sé cómo se van
Unos pasan raudos, como huracán desmedido con mucho afán
Los de Aquel, vienen cargados de alegrías de amistad y por siempre permanecerán
Con los amigos festejaremos en su onomástico, que sigas cumpliendo muchos más
Hay amistades que vienen, unos perduran y otros se alejan y se van
Otros, como la de la familia de Aquel amigo, se anidan y por siempre florecerán
Compartiendo unidos compromisos de salud y bienestar, jamás desaparecerán
Como ese, como Aquel, sus consejos de amigo se oirán y a lo lejos permanecerán
Amigos como esos, como aquellos, como los míos
Que nos alegran el alma de anécdotas y risas compartidas
De abrazos y preguntas sinceras de voluntad generosa de bienvenidas
De lágrimas que resbalan secas, asombrosa amistad, dichosa de todos silenciosa
No todo es dinero, de cosas materiales que alegran la vida y se van
Viajan como pasajero de maleta sin medida, de prisa, presurosos sin saber si volverán
Hay otros como Aquel, que reparten de su valija amistad y alegrías, que en vida perdurarán
Risas y ensueños, la existencia regada de amigos caminarán, del infinito regresarán
Que compartas un brindis por su salud y su buena amistad
Que nos sigas acompañando, como ese, como el de allá, como aquel amigo
Por miles de años, más allá del infinito y de toda la eternidad.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla