No soy un estudioso del amor, pero sí un creativo: en su nombre he escrito infinidad de historias. Y no creo que el amor como tal haya cambiado. Los que cambiaron son los tiempos y las modas. Hay maneras diferentes de respirarlo. Ahora lo demostramos a través de un fax o de una llamada telefónica y antes se escribían cartas con pluma de pájaros. Hoy para dar un mensaje de amor, atravesamos la carretera cibernética. Nuestros abuelos agarraban un barco y el amor olía a velas y mar.
(Ricardo Montaner)
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