Una vez le preguntó el discípulo a su Maestro: «¿Qué es Buda?».
Y el Maestro le respondió: «La mente es Buda».
Volvió otro día a hacerle la misma pregunta v la respuesta fue: 'No hay mente. No hay Buda'». Y el discípulo protestó: «Pero si el otro día me dijiste: 'La mente es Buda...'».
Replicó el Maestro: «Eso lo dije para que el niño dejase de llorar. Pero, cuando el niño ha dejado de llorar, digo:
No hay mente. No hay Buda ».