Y estábamos los dos en cama
y nada.
Y la idea de ella seguía,
de la otra,
de aquella que estas sábanas no cubren
y no funden su figura.
Y ni acercarme puedo;
y ni acercarse puede.
Su pelo me rozó la cara
y me quebró la espalda.
Y estábamos los dos en cama
y la pasión no estaba…
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