Cuando las preocupaciones te agobien y sientas que tu cuerpo
ya no puede más no te encierres en una idea solamente:
Desahógate, y piensa que en ese momento estás viviendo
un instante de tu larga vida.
Y todos los problemas son circunstanciales y las circunstancias
son igual que las olas: Vienen y se van, la felicidad espiritual no consiste
en borrar de la mente las preocupaciones, ni olvidarlas, la tranquilidad
espiritual consiste en la búsqueda constante de soluciones
para nuestros problemas.
No basta ni remotamente con cruzarte de brazos y hablar de ellos.
Hay que enfrentarlos: O te vencen o las vences, y en esa
lucha hay que trazar estrategias.
No siempre el camino más fácil es el más indicado.
La vida nos ha enseñado que no hay nada imposible para vencer.
¡Lucha con toda tu alma!
A/D