Qué bello es dormir entre tus brazos,
vestidos de piel, desnudos hasta el alma.
Con las más íntimas caricias
nos seducimos en todos los placeres.
Mis labios te deleitan insolentes,
inconfesables entre tus piernas
devorándote en besos
despacito…
feliz, reinando gozoso en mi boca.
Invadimos todos nuestros laberintos
acabándonos en mil fantasías,
sin quedar volcán por despertar.